LA DAMA DE LA VELA.
(Leyenda argentina.)
Cuando se habla de leyendas tradicionales de Argentina es muy extraño que no salga a relucir la dama de la vela. Más, si se toma en cuenta que es una leyenda de terror argentina muy perturbadora y hasta creativa, que puede llegar a tener ciertas variaciones dependiendo de quién te la cuente, aunque la esencia sigue siendo la misma con el pasar del tiempo.
Esta leyenda de Argentina toma lugar en la ciudad de Corrientes, tomando como base para la leyenda el edificio de la Escuela Normal “Juan Pujol”, lugar donde es posible ver durante la noche a una entidad fantasmal que vaga por los pasillos con una vela encendida entre sus manos.
La leyenda de la mujer o dama de la vela.
La escuela “Juan Pujol” anteriormente comentada fue construida en el mismo lugar donde antes existía una hermosa casa solariega. En dicha casa, vivía una familia muy importante y adinerada de la época, manteniendo un estatus alto en lo que era una casa por demás lujosa. La familia en cuestión, tenía una hija muy hermosa que, aunque parezca retrogrado, tenía prohibido relacionarse con cualquier hombre hasta que no se haya presentado debidamente con la sociedad (trabajo que tenían que hacer sus padres por supuesto).
Desgraciadamente, de una u otra manera la chica conoció a un joven, un apuesto militar que se quedó perdidamente enamorado de ella ni bien la vio paseando por su casa. Muy astutamente, el apuesto militar burló la seguridad de la familia adinerada (incluido a los celosos hermanos mayores de la chica) y consiguió enamorar a la incauta chica de dinero, todo a base de palabrería barata y mentiras.
Este joven le prometió a la chica que la amaría eternamente, prometiéndole también que se casarían una vez volviera de su regimiento. De esta manera, la chica y el militar pasaron una noche de placer juntos, para que luego el joven se marchara y así nunca más volver. De más está decir que la chica esperó incansablemente por su caballero por largos meses hasta que se enteró de una noticia desgarradora.
Tal parece que el militar no solo había olvidado su promesa con la chica, sino que también se había casado con otra mujer también de dinero, cosa que rompió irreparablemente el corazón de esta jovencita que, por cierto, yacía embarazada de este militar.
Para ese entonces, estar embarazada fuera del matrimonio era algo impensable, más para una señorita de la alta sociedad, razón por la cual esta chica fue encerrada dentro de una habitación secreta dentro de su casa, donde solo se le daba de comer una vez al día y en donde no podía ver la luz del sol.
Lo único que tenía esta chica para conseguir un poco de luz y calor eran tres velas que les daban por semana, mismas que se las pasaban por un agujero y las cuales, por supuesto, no eran suficientes para soportar tal encierro.
Finalmente, la chica dio a luz a su bebé, siendo este arrebatado por sus hermanos mayores para nunca más saber de él. Presa de la tristeza, la chica fue envejeciendo en el encierro con el paso del tiempo hasta que falleció, quedándose como espíritu en ese lugar. Jamás podría abandonar nuevamente ese lugar, ya que la pena la carcomía a la par que su sed de venganza por todos los maltratos que se le hicieron.
Desde ese momento en adelante, esta chica deambulaba por su casa como un espíritu errante, pasando a deambular en el colegio que posteriormente se construyó en el mismo lugar, siempre con la particularidad de estar sosteniendo una vela entre sus manos a donde quiera que se dirija.
Se piensa realmente que la que ahora se conoce como la dama de la vela, solo podrá encontrar el descanso eterno una vez que alguien se apiade de ella y se acerque para apagar la vela que trae en sus manos, siendo necesario que esta persona cuente con el valor suficiente para hacerlo, ya que si esta ánima huele el miedo que trae no solo la vela no se va a apagar, sino que sencillamente no podrá escapar de los brazos de la dama de la vela.
Lo que hace curioso a este espíritu femenino de la vela es que, aunque suele aparecer de noche, no es extraño encontrarse con ella durante el día, en aquellos momentos donde el clima está frío y en donde sencillamente no provoca hacer más que quedarse resguardado en la seguridad de su casa.
¿Existirá alguien en algún momento que pueda apagar la vela de esta dama? Quién sabe. Lo que sí es seguro es que esta alma en pena aún hoy sigue vagando por la escuela “Juan Pujol” de Corriente, buscando desesperadamente y desde hace mucho tiempo, que alguien la guíe hacia ese descanso que tanto anhela en muerte.
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