EL CASTIGO A LA DESOBEDIENCIA
LEYENDA
Marta y Sofia eran un par de niñas muy traviesas, gastaban el día en hacer bromas y burlas a cuanta persona se les atravesara. Eran el terror de sus vecinos y primos, no había travesura hecha en el barrio en la cual no estuvieran ellas involucradas.
Javier su padre, un señor por el cual ya los años habían hecho estragos, gran parte del tiempo que pasaba en su casa lo gastaba regañándolas, no había castigo que no les hubiera puesto del cual ellas al terminarlo volvían a regresar a hacer maldades.
Una tarde lluviosa, como esas que el mes de julio suele traer, tocaron a la puerta, Marta corrió como de costumbre a abrir la puerta jalando a Sofia para tirarla y así poder abrir ella.
Buenas tardes dijo una señora un poco mas anciana que su abuela, sus cabellos largos y enmarañados dejaban ver la mala situación en la que parecía que estaba pasando. Marta groseramente le dijo a la anciana, que es lo que quiere bruja. Javier interrumpió con un leve pellizco de su hombro, y le dijo a la señora, disculpe usted a mi hija, ¿que se le ofrece? La señora dijo regale me un vaso de agua por caridad, Javier asintió con la cabeza mientras le lanzaba una mirada fuerte a Marta, permita me en un momento se lo traigo contesto Javier.
La anciana se quedo a solas con Marta, Marta le hacia muecas de burla a la anciana y esta dijo, ya veo que tipo de niña eres tu comportamiento lo demuestra, pero escucha bien niña, no debes de ser así, los niños deben comportarse como ángeles de dios para que el diablo no los reclame, el semblante de Marta cambio al oír mencionar al diablo así que prefirió mejor meterse a su recamara y dejar hablando sola a la singular persona que se encontraba fuera de la casa.
Javier llego con un vaso con agua de limón que horas antes había preparado, se asomó por la puerta y ya no había nadie, salió al jardín pero no había rastros de la anciana, no hiso mucho caso y volvió al interior de su casa.
Pasaron dos días, todo parecía tranquilo, Javier le dice a Sofia, levanta a tu hermana para que vayan por los borregos y los lleven a pastar, Sofia de mala gana va por su hermana y se dirigen a llevar a los borregos al cerro.
Ya estando en un pequeño pastizal mientras los borregos comían, Sofia le dice a Marta, hermana que te parece si vendemos ese borreguito pequeño y le decimos a mi padre que se perdió, Marta aun con las palabras de la anciana en el pensamiento titubeo en decir que si, pero finalmente accedió.
Estaba ya casi obscureciendo mientras ellas preparaban la soga con la cual amarrarían al borrego, de pronto se escucha un gruñido fuerte y seco, las dos saltaron del miedo y voltearon a ver tras de ellas, un perro negro grande erguido en sus patas traseras fue lo que encontraron sus miradas al voltear. De la boca de aquel animal se asomaba una sonrisa macabra y unos dientes afilados, en un olor nauseabundo se torno el ambiente, Marta y Sofia no podían articular palabra alguna, sus cuerpos no obedecían, estaban completamente aterradas.
El misterioso animal soltó una carcajada, y les dijo miren miren que tengo por aquí y justamente cuando me he estado muriendo de hambre, a quien devorare primero.
Marta logro reaccionar y jalono a Sofia hasta que esta recupero la movilidad de su cuerpo, hermana corre grito corre, es el diablo, salieron corriendo lo mas rápido que pudieron sentían que su corazón se salía del pecho. Cuando estaban a varios metros de aquel monstruoso, este grito: Solo una vez mas y serán mías.
Sofia y Marta no daban crédito a lo que acababan de presenciar, llegaron a casa, solo dijeron a su padre que se espantaron por algo feo que vieron y dejaron a los borregos olvidados. Javier al verlas pálidas no tuvo corazón para regañarlas y les permitió irse a su cuarto para poder dormir.
Pasaron días y ninguna de las pequeñas hermanas comentaba nada, hacían como si nada hubiera pasado, aunque tenían presente el grito de advertencia. Sin embargo, Sofia, la mas traviesa y mala de las dos comenzaba a planear su próxima travesura. Marta al darse cuenta de sus planes trato de convencerla de que desistiera y la amenazo de acusarla si lo hacia a lo que Sofia no le dio importancia y determinada mente se dirigió a cometer su fechoría.
Sofia estaba afuera del establo de Don Raúl, un vecino que tenía vacas, el plan de Sofia era abrir las puertas del establo y espantar a los animales, Marta observaba escondida detrás de un viejo tractor. Sofia se acercó al establo y abrió el par de puertas. Marta no veía que se encontraba dentro del establo, solo alcanzo a ver como el pantalón de Sofia comenzaba a humedecerse y por último como una mano negra jalaba a su hermana para adentrar la al establo.
El miedo dominaba a Marta pero esta corrió a la puerta, solo para ver la imagen que quedaría guardada en su mente por siempre hasta el día de su muerte, un perro negro del tamaño de una vaca, arrancaba pedazos de carne de su hermana Sofia, sus colmillos parecieran estar mas afilados que un cuchillo pues fácil mente desprendía la carne, mientras lo hacia pareciera que reía, Marta con lagrimas en los ojos dio un grito estremecedor, el perro con sus ojos rojos como el mismo fuego la miro, sonrió e hizo una señal con la mano para que Marta guardara silencio, acto seguido le dijo, se los advertí y soltó la carcajada mas endemoniada que alguien ha escuchado para después regresar a seguir tragándose a Sofia.
Marta corrió despavorida a casa de su padre, quien con mucho esfuerzo logro entender lo que entre sollozos decía, Javier se dirigió al establo donde solo encontró un charco de sangre.
Han pasado mas de 30 años y aun se oye a una señora que deambula por las calles contando esta historia a todo niño que se encuentra…
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